El escapulario del Monte Carmelo protege a quien está revestido de él y le hace obtener gracias espirituales y corporales justamente calificadas de milagrosas.

Pero para ello, es necesario que los que lo utilizan sean conscientes de que este hábito es signo. No se trata de un amuleto y, si bien representa la promesa del cielo de poner bajo su protección a quien lo recibe, simboliza también el compromiso de este último de llevar, además de dos piezas de tejido debidamente bendecidas e impuestas, a Cristo mismo.
Hoy cualquier sacerdote o diácono puede bendecir e imponer este escapulario. El ritual de imposición del escapulario actual fue aprobado en 1996 por la Congregación para el Culto divino y la Disciplina de los Sacramentos.

El escapulario está formado por dos trozos de fieltro marrón, que recuerdan los pequeños agujeros de las carmelitas, unidos entre sí por dos cordones blancos.

Una de las piezas lleva la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, mientras que en la otra vemos la imagen de Nuestra Señora del Monte Carmelo.Ambas imágenes están cosidas en los cuadrados de 5 x 5 cm.